Fue a su camerino y estaba angustiada, una vez más se preguntó porque su marido había preferido suicidarse en lugar de seguir juntos.
Ella casi hubiera preferido vender su casa y mudarse a un lugar más pequeño y tener un auto más modesto, pero no quiso despojar a su hijo de los dos únicos bienes que le habían quedado, ya habían perdido todo, no sólo económicamente, sino moralmente.
Pasaba el tiempo y ella seguía sin entender por qué su marido no estaba más a su lado.
Se miró al espejo del camerino, se sabía hermosa y con un cuerpo excelente, no era una niña, lo sabía, pero tampoco era vieja y tendrían mucho por que vivir y compartir con su amado Paolo, ahora muchas veces también odiado.
Sabía que no le valía de nada su belleza y su cuerpo casi perfecto, su vida se desmoronó cuando encontraron el cuerpo sin vida de su esposo.
Todo lo demás era efímero.
No le quedó otra que salir a trabajar y no podía obtener muchos trabajos sin estudios universitarios, no los pudo seguir, es que quedó