40| Mostruo.
Esther trató de apartar la mirada de los ojos de Dorian, pero permaneció inmóvil mientras el sujetaba el cuchillo contra su pómulo, lo apretó hasta que la piel comenzó a arder y luego, solo un segundo antes de que Esther comenzara a sangrar, uno de los hombres que estaban con ellas en la habitación habló.
— jefe, ¿No es mejor hablar primero con su esposo o su padre? Podría pedir algo a cambio — Dorian se volvió furioso hacia él, le lanzó el cuchillo que se clavó sobre la rodilla y el otro hombre dio un salto.
— Te he dicho que no me interrumpas — le riñó Dorian.
Esther buscó una salida con la mirada, pero era una habitación cerrada, sin ventanas. El cadáver de la policía frente a ella comenzaba a tener un aspecto verdoso y el olor a sangre le produjo arcadas.
Emily, la vagabunda, estaba tan blanca como la policía muerta y su cabeza se contoneaba de un lado para otro, como si estuviera a punto de desmayarse. Esther pensó que sería lo mejor, realmente.
Dorian se volvió hacia ella y