22| Socios.

Esther se quedó de pie frente a su padre, estaba segura que sería complicado convencerlo, era un hombre orgulloso, complicado y terco, pero Esther sabía que estaba en una situación desesperada y haría acopio de eso para convencerlo.

Tomó asiento en medio de los dos hombres que la acompañaban y su padre se quitó los lentes para mirar a Leonel.

— Señor Luna — le dijo — Parece que ya pudo encontrar su atractivo rostro, espero que así mismo pueda encontrar la solución a sus problemas.

— Tú eres la solución a sus problemas, y él a los tuyos — le dijo Esther. Fernando se puso de nuevo los lentes con lentitud.

— Ay, mi niña, parece que la calle te afectó más de lo que imaginé — abrió la boca para decir algo, pero se fijó en la mano vendada de Esther — ¿Qué te pasó? — Esther asintió. Si así tenía que ser pues así lo haría.

Se quitó a venda de la mano y le enseñó la herida que comenzaba a sanar. El hombre abrió los ojos y le apuntó con el dedo a Leonel.

— ¡Te dije que tenías que cuidar a mi hi
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