15| Un hombre nuevo.
Esther trató de quitar un poco la goma de mascar, pero León no se quedaba quieto.
— No te muevas — le dijo ella y el hombre bufó.
— No puedo creer que hicieras eso, ¿Tienes diez años? — Esther no podía dejar de reírse.
— Lo siento, no creí que se enredaría tanto — intentó quitar la barba, pero no sabía dónde comenzaba el cabello y donde la barba, así que jalaba sin ningún sentido hasta que él mismo la apartó empujándola.
— No puede ser, hoy tenía que… Ush, niña tonta — Esther se sentó en el borde del lavabo y lo miró.
— No soy una niña.
— Entonces comportate como tal.
— ¿Entonces tú qué eres que mira cómo te comportas? — le enseñó el brazo donde una mano pintada a moretones marcaba su antebrazo donde él la había agarrado.
León le tomó la mano con delicadeza y acarició los cardenales con las yemas de los dedos.
— ¿Yo te hice esto? — le preguntó con la voz neutra y muy suave, como un susurro.
— Si, anoche se te fue la mano — él la miró a los ojos, y entre el cabello y la barba Esther no