Olivia se acomodó en el borde de la cama, dejando escapar un suspiro mientras sentía el peso agradable del cansancio tras la larga caminata por los senderos de la finca. Amir había sido un buen guía, aunque lo que más le agrado a la curvy secretaria, fue la capacidad que el CEO poseía para serle honesto, la sensibilidad que escucho en sus palabras al creerse culpable, de algo que para al menos Kenneth y el resto de los Rossi no lo era.
Olivia observo sus pies, ligeramente hinchados por el embarazo, y los cuales le reclamaban descanso, ya que le parecía que había recorrido kilómetros bajo el sol.
La habitación de Amir era un capricho de elegancia, de eso no había duda, la cama amplia y mullida prometía refugio, y el baño, con su luz suave y aromas delicados, invitaba a olvidarse del mundo, y mientras Olivia paseó la mirada por el cuarto, recordó la bañera de hidromasaje, una auténtica joya con vistas a un jardín exuberante, ya que poseía una ventana de tipo espejo, de la cual se podía