—Está bien —dijo Ethan, sin mostrar preocupación alguna.
Aunque él decía que estaba bien, Kylie no se atrevió a darle más cangrejo picante al perro.
—Bueno, ¿y cómo te fue en la audición hoy? —preguntó de repente aquel hombre silencioso.
Kylie se metió un cangrejo en la boca y respondió:
—Pues… la hice. Y la verdad, no esperaba ese resultado.
Ethan levantó su botella y brindó por ella.
Kylie se iluminó con aquel gesto inesperado. Se tomó toda la cerveza de un trago.
—¡Gracias!
La sonrisa en su rostro venía acompañada de lágrimas en los ojos, lo que hizo que Ethan se sintiera incómodo y confundido.
Kylie miró al perro y preguntó:
—¿Qué raza es?
—Es un labrador. Le llamamos Pupu —respondió él, después de otro sorbo de cerveza.
Kylie pensó que era un nombre raro para un perro.
Pero a Pupu le agradó ella; caminó a su alrededor, olfateando y lamiéndole los pies. Eso la hizo reír y levantó las piernas para evitarle.
Ethan se levantó y fue al baño.
Mientras tanto, Kylie se agachó y miró fija