Brian.-
— ¿Maggie? ¿De verdad?
Ángelo se acerca, alejándome de todos susurrando con misterio.
— ¡No lo sé! Yo también me hago la misma pregunta, además el imbécil ese me cae como patada en el estómago.
— ¿Por qué? –pregunta conteniendo una risita burlona–. Porque no deja de ver a Julia como si se la quisiera comer.
Mis ojos casi lo fulminan.
— En parte, si se acerca más de la cuenta mis planes fracasan, tengo que deshacerme de él.
— ¡No! una cosa es que te quieras burlar de Julia, pero otra es que juegues con la salud de alguien, el señor Nixon no ha mejorado del todo y el idiota, es uno de los mejores en su campo así que no lo hagas Brian –su tono es de advertencia, su expresión seria hace que ceda.
— De acuerdo, pero tenemos que averiguar si es la misma Maggie.
— Sería mucha coincidencia, aunque no hay nadie que no se conozca en esta ciudad y más si perteneces a la alta sociedad.
— Ya veremos.
Julia.-
Deseaba que la noche terminara, mis padres no dejaban de interrogar a Áng