"en la oscura noche del alma, la tristeza y el dolor bailan juntos, formando una danza melancólica"
Azura
El aire en el refugio estaba cargado, de tensión. Caminabamos en círculos, con los planos del subsuelo de la Fortaleza extendidos sobre la mesa, mis dedos rozando los niveles marcados en sangre, runas y códigos. Mi mente repasaba cada corredor, cada símbolo de advertencia, cada punto ciego. Mi pecho ardía, no solo por la energía creciente dentro de mí, sino por la urgencia de tenerlo entre mis brazos de una vez por todas.
—El nivel Seis está sellado con una doble barrera mágica —dijo Mari, trazando una línea con tiza sobre el mapa—. Una física, con puertas de hierro negro y cerraduras por símbolos, y otra energética. Un encantamiento de silencio pareciera ser. Nadie puede hablar, invocar, ni liberar magia dentro… a menos que tenga sangre directa de quien lanzó ese mismo sello.
—Entonces estas diciendo... que necesito entrar yo —dije con firmeza.
—Azura… —Grayson se incorporó, su mi