Darío no pudo resistirse a los persistentes ruegos de Inés y finalmente cedió. Con una expresión seria, le advirtió:
—Puedes ir conmigo. Sin embargo, si vuelves a causar problemas esta noche, cortaré directamente tu asignación mensual. Te echaré de esta casa y tendrás que valerte por ti misma. No te ayudaré a asumir las consecuencias de tus acciones.
—¿Es necesario ser tan duro? —se quejó Inés.
Darío mantuvo su postura firme:
—Si te parece duro, entonces no vengas.
—Vale, vale, prometo que no causaré problemas —respondió Inés.
Dicho esto, ella subió las escaleras y fue al vestidor a elegir un vestido. Después de mucho tiempo, finalmente eligió uno. Sosteniendo y probando el vestido frente al espejo, luego fue a preguntar a Sandra:
—¿Qué te parece si uso este vestido esta noche?
Sandra le echó un vistazo y respondió casualmente:
—Está bien.
Inés sonrió maliciosamente y preguntó:
—Darío me llevará a la cena, pero no a ti, ¿estás celosa?
—Puedes pensar como quieras. Estoy cansada y quiero