POV de DIEGO
No dormí en toda la noche.
La imagen de Adriana alejándose, sus palabras clavadas como espinas en mi pecho, me perseguía con los ojos cerrados y también abiertos. Me dijo que me amaba, pero no iba a esperarme eternamente. Y tenía razón.
La había alejado. Otra vez. Siempre hacía lo mismo. En vez de aferrarme, me soltaba. Como si perderla me doliera menos que fallarle.
Pero no era verdad. Perderla me estaba matando.
Al día siguiente, en clase, todo me parecía un mal chiste. Los profesores hablaban y yo solo escuchaba mi cabeza repitiendo una y otra vez:
"Ya me estás haciendo daño."
Al salir del aula, vi a Adriana caminando con Ana. Iban riendo, pero en cuanto me vio, su sonrisa desapareció.
No me acerqué. No sabía si tenía el derecho.
Pero ella lo hizo.
—¿Podemos hablar? —me dijo, seria.
Asentí.
Fuimos a un rincón del campus, junto a los árboles, donde siempre íbamos cuando queríamos escapar del ruido.
—Dime la verdad, Diego. ¿Me sigues amando o solo tienes miedo de estar so