POV de Diego
Adriana estaba frente a mí, con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión que era una mezcla de desafío y agotamiento. Todo lo que habíamos soportado—traición, pérdida, engaño—pesaba entre nosotros como una tormenta invisible.
—No sé si puedo seguir con esto, Diego —dijo, su voz quebrada.
Sus palabras me golpearon más fuerte de lo que quería admitir.
—Adriana—
—No —me interrumpió, sacudiendo la cabeza—. Sigues diciendo que todo mejorará. Que tienes el control. Pero cada vez que intento confiar en ti, termino sufriendo las consecuencias.
Exhalé con fuerza, pasando una mano por mi rostro.
—Nunca quise que te lastimaras.
—Pero lo estoy —su voz se quebró aún más—. Y no sé cuánto más podré soportarlo.
El silencio se extendió entre nosotros, pesado y sofocante. Vi el dolor en sus ojos, el amor que aún quedaba pero que estaba teñido de duda.
Di un paso cauteloso hacia ella.
—Te necesito, Adriana. Eres la única que me mantiene con los pies en la tierra.
Desvió la mirada,