POV de Diego
No podía permitirme fallar. No ahora. No después de todo lo que había sacrificado. Pero mientras más se estrechaban las paredes a mi alrededor, más notaba que la lealtad de mis aliados comenzaba a desmoronarse.
En la oficina, la tensión era palpable. Robert estaba sentado al otro lado del escritorio, con los brazos cruzados y una expresión preocupada. Había sido mi más fiel consejero, pero ahora incluso él parecía dudar.
—Diego, estamos en una situación crítica —dijo finalmente. —Algunos de nuestros socios ya están cuestionando si deberían seguir contigo.
—¿Quiénes? —pregunté, tratando de mantener la calma.
Robert suspiró y sacó una lista de nombres. Reconocí a la mayoría de ellos. Personas en las que había confiado por años. Personas que habían prometido lealtad, pero que ahora parecían inclinarse hacia Nancy y su m*****a coalición.
—Aún no han tomado una decisión —continuó Robert—, pero si seguimos en esta dirección, podrían convencerse de que tu barco se está hundiendo.