Había algo especial en el aire, como si todo estuviera alineado para lo que venía. Adriana y yo estábamos a punto de llevar a cabo uno de los proyectos más ambiciosos de nuestra vida. Después de años de trabajo en la Fundación, de dar pequeños pasos hacia el cambio que queríamos ver en el mundo, habíamos decidido organizar una cumbre global. El objetivo era simple pero audaz: reunir a los líderes y organizaciones que compartían nuestra visión de un mundo más justo y equitativo. Sabíamos que no íbamos a resolver todos los problemas del planeta de una sola vez, pero creíamos firmemente en el poder de la colaboración. La idea era que al unir nuestras fuerzas, podríamos lograr mucho más de lo que cualquiera de nosotros podría hacer solo.La preparación para el evento había sido intensa. Desde las primeras reuniones en las que nos reuníamos con expertos en logística y relaciones internacionales, hasta los momentos de incertidumbre que siempre surgen cuando estás planificando algo tan grand
Era una mañana tranquila, casi perfecta, cuando recibí la llamada de Robert. No esperaba escuchar de él después de tantos años, no después de lo que sucedió entre nosotros. Sin embargo, allí estaba su voz, llena de energía y, curiosamente, de una cordialidad que me sorprendió. —Hola, Adriana. Soy Robert. Quiero verte, quiero hablar contigo y Diego. Tengo algo que ofrecerles. Mi corazón dio un pequeño salto, algo que no experimentaba desde los tiempos en los que nuestra relación era algo más que una amistad distante. Con Diego a mi lado, las emociones que Robert me provocaba se sentían como ecos del pasado, retumbando en mi mente y en mi pecho. Robert, el hombre que en su momento había sido tan cercano a mí, el hombre con el que compartí sueños y preocupaciones. Ahora, muchos años después, nos habíamos distanciado tanto que parecía como si ese tiempo nunca hubiera existido. Pero en su voz, podía escuchar una genuina preocupación y deseo de apoyo. La llamada dejó una huella en mí, y
POV de AdrianaEl calor abrasador golpeó mi rostro en cuanto descendí del avión. A pesar de haber investigado extensamente sobre el clima, nada podía prepararme realmente para la sensación de humedad pegajosa que envolvía el aire. Habíamos llegado a una nueva etapa en nuestra misión: abrir una nueva sede de nuestra fundación en un país en desarrollo, donde la ayuda era necesaria pero las dificultades eran incontables.Diego y yo nos miramos, compartiendo una expresión de determinación y expectativa. Sabíamos que este proyecto representaría un reto mayor que cualquier otro que habíamos enfrentado hasta ahora. No solo se trataba de llevar ayuda, sino de comprender una cultura diferente, integrarnos en una comunidad con costumbres y formas de vida completamente distintas a las nuestras, y, sobre todo, ganarnos su confianza.El primer día fue un torbellino de reuniones con líderes comunitarios y voluntarios locales. Nos recibieron con hospitalidad, pero también con una cautela evidente. N
POV de DiegoLa traición nunca viene de los enemigos, sino de aquellos en quienes confías. Esa era la lección amarga que Adriana y yo tuvimos que aprender aquella semana. Nuestra fundación, construida con esfuerzo y dedicación, había sido víctima de una filtración de información sensible. Datos financieros, estrategias de expansión, incluso detalles de los beneficiarios de nuestros programas, todo había caído en manos de nuestro grupo rival. La prensa no tardó en hacerse eco de la noticia, y las acusaciones comenzaron a llover sobre nosotros.El dolor de la traición se sintió como una puñalada en la espalda. Lo peor de todo era que había sido alguien de nuestro equipo. No un extraño, no un enemigo de afuera, sino alguien que había compartido nuestra visión, nuestro sueño de cambiar vidas. Cuando logramos identificar al culpable, una mezcla de ira y decepción se apoderó de mí.Adriana y yo nos enfrentamos a él en nuestra oficina, un lugar que alguna vez simbolizó confianza y unidad. Su
POV de DiegoAquí tienes la continuación de la historia con el capítulo en primera persona desde el punto de vista de Diego.El calor sofocante de la selva colombiana se pegaba a mi piel mientras seguía al líder de la comunidad por los caminos de tierra. Mis botas se hundían ligeramente en el suelo húmedo, pero apenas me di cuenta. Mi mente estaba atrapada en lo que veía a mi alrededor.Niños descalzos corrían entre las chozas hechas de madera y lonas viejas, sus cuerpos delgados reflejando la desnutrición. Mujeres hervían agua en fogatas improvisadas, sus rostros marcados por la fatiga. Y las casas… si es que podían llamarse casas… eran estructuras frágiles que no aguantarían otra temporada de lluvias.—Nos dijeron que vendrían, pero no lo creímos —dijo el hombre mayor que nos guiaba. Su tono era seco, su mirada llena de escepticismo.Antes de que pudiera responder, Adriana se adelantó.—No somos como los demás —dijo con firmeza—. No venimos por una foto o un discurso. Queremos const
POV de AdrianaEl llanto fuerte y claro del bebé rompió el silencio de la habitación, y en ese instante, todas las horas de dolor, el cansancio y la incertidumbre desaparecieron. Lágrimas cálidas rodaron por mis mejillas cuando sentí su diminuto cuerpo contra mi pecho por primera vez. Su piel era suave, su respiración temblorosa y su pequeño puño se cerró con fuerza alrededor de mi dedo.—Es un niño fuerte —susurró Diego a mi lado, su voz llena de emoción.Giré mi rostro hacia él y vi sus ojos brillar con un orgullo indescriptible. Sus labios temblaban con una sonrisa emocionada mientras acariciaba la cabeza de nuestro hijo con infinita ternura.—Bienvenido al mundo, mi amor —murmuré al bebé, sintiendo cómo su calor llenaba cada rincón de mi ser.La llegada de nuestro hijo, al que decidimos llamar Nicolás, no solo marcó un nuevo capítulo en nuestras vidas, sino que también nos recordó por qué hacíamos todo esto. Todo el sacrificio, el trabajo incansable, las batallas que habíamos libr
POV de DiegoDesde que Adriana y yo supimos que íbamos a ser padres, nuestras vidas dieron un giro completo. Ella, como siempre, intentaba manejarlo todo al mismo tiempo: la fundación, los proyectos en marcha y su embarazo. Yo trataba de ayudarla en lo que podía, pero a veces sentía que solo estorbaba. —Tienes que descansar, Adriana —le dije una noche mientras la veía trabajar en su laptop, una mano apoyada sobre su creciente vientre. —Solo un poco más, Diego. Esto es importante. Suspiré, acercándome para quitarle la laptop con suavidad. —Nada es más importante que tú y el bebé. Me lanzó una mirada de advertencia, pero al final cedió, dejando que la ayudara a acostarse. Mientras la observaba quedarse dormida, mi mente empezó a llenarse de dudas. ¿Sería un buen padre? Mi propio padre nunca estuvo presente, y mi madre… bueno, nuestra relación siempre fue complicada. ¿Cómo podía estar seguro de que no repetiría sus errores? La idea me atormentaba en silencio. Cada vez que Adr
POV de AdrianaMe quedé mirando las dos líneas rosas en la prueba de embarazo, con las manos temblorosas mientras sujetaba el pequeño palo de plástico. Una oleada de emociones me invadió: alegría, miedo, incertidumbre. Había imaginado este momento antes, pero ahora que era real, me encontraba paralizada, incapaz de procesar lo que esto significaba para mí, para Diego, para nosotros.La fundación que habíamos construido juntos estaba prosperando, pero aún estábamos en las etapas cruciales de expansión. Diego había puesto su corazón y alma en este sueño, trabajando largas horas, asistiendo a reuniones, asegurando financiamiento. Sabía cuánto significaba para él. Y ahora, aquí estaba yo, con una noticia que podía cambiarlo todo.¿Esto nos retrasaría? ¿Lo vería como una carga en lugar de una bendición?Presioné una mano contra mi estómago, con la respiración temblorosa. Un bebé. Nuestro bebé. El pensamiento me llenó de calidez, pero casi al instante, la duda volvió a aparecer. ¿Era el mom