Durante el trayecto hasta su departamento, Alfa le cuenta a Díaz todo lo que sucedió aquel día. Los labios del hombre se convierten en una línea fina y su expresión es absolutamente de querer matar a alguien.
Y por supuesto sabemos a quién.
-No puedo creer que ese idi0ta de Méndez se haya pasado por donde no le da la luz del sol todo tu esfuerzo para derrotar a esa gente – golpea el volante con rabia -. ¡Y todo por celos!
-Lo peor de todo no es eso en este momento, porque afortunadamente me dediqué a asegurar toda la información con el fiscal, le enviaba reportes diarios…
-¡¿Qué puede ser peor que eso?!
-Díaz, puede ser que esté embarazada.
El hombre frena de repente y Alfa agradece que no viniera un auto detrás de ellos, alcanza a poner su brazo en el tablero antes de terminar golpeándose allí.
-Dime que es una broma – le dice el hombre, asustado -.
-No pongas esa cara, por favor, tengo miedo… ¡Por prime