Los murmullos que le llegaron desde arriba significaban que había acertado al pensar que la mayoría de los Ancianos no tenían ni idea de lo que estaba hablando.
‘Su Gracia, no ha habido tal ley...’.
Amaris se giró triunfante hacia el círculo.
‘¿No? La firma de todos y cada uno de los presentes está en él, así que eso significa que, o bien has olvidado que lo has firmado, o bien... la alternativa es que tú misma no te hayas molestado en leer los montones de papeles que te llegan y, en su lugar, hayas confiado la firma de esos documentos a otra persona... lo cual debo recordarte que es un incumplimiento del deber y también un fraude... lo cual creo que también conlleva una condena’ dijo Amaris mientras se daba golpecitos en la barbilla, pensativa ‘Ahora, ¿qué era...? Sí. El despojo de títulos y posesiones, y el encarcelamiento o el exilio... a discreción del monarca de turno, por supuesto’, sonrió con dulzura.
La persona que había hablado en voz alta se aclaró la garganta y rápidamente f