Ya nunca la volvería a escuchar.
...
En la sala. Las luces seguían encendidas. Carolina, viendo a Andrés jugar felizmente, estaba de buen humor y miró de reojo la habitación de Gabriel.
Fingiendo preocupación, preguntó: —Gabriel parece estar de mal humor, Joaquín, ¿no deberías ir a ver qué le pasa?
Joaquín respondió sin pensarlo: —No hace falta.
Carolina arqueó una ceja y lo observó, apoyando la cara en una mano.
Antes, ella trataba mal a Gabriel directamente, le mostraba su disgusto. Ahora se daba cuenta... De que ese había sido su error. La sonrisa en su rostro se amplió. Como hoy, decían comprarle algo a Gabriel, pero al llegar a casa, si Andrés quería jugar...
Gabriel tenía que cederle el juguete a Andrés, o Joaquín, para mantener la armonía familiar, lo regañaría.
—Papá —Andrés tenía sueño pero seguía mirando el juguete con anhelo— Quiero dormir, pero también quiero seguir jugando...
Joaquín respondió con paciencia: —Puedes seguir jugando mañana.
Andrés dudó: —Pero el juguete es d