—¡Rápido, llévenme a la escuela!
Intenté contener la risa. Miré a Daniel, que también parecía de buen humor, con una sonrisa en su rostro habitualmente serio.
...
En la entrada del jardín de niños. Justo nos encontramos con Joaquín que traía a Gabriel.
Sofía caminó junto a Gabriel con la cabeza en alto, como un orgulloso cisne pequeño.
Me alegró ver sus puñitos apretados. Gabriel se detuvo un momento a mi lado. No lo miré.
Él tampoco me habló, cosa rara, y entró directo a la escuela.
La silueta de Sofía desapareció en el edificio.
Me di la vuelta, pensando en buscar a Daniel.
Joaquín me bloqueó el paso: —Carolina y yo tenemos una muy buena relación ahora.
Me vi obligada a detenerme y lo miré: —¿Y?
Joaquín me miró con desdén: —Aunque te arrepientas de nuestro divorcio y quieras volver conmigo...
Lo interrumpí: —Soy muy feliz ahora.
—Así que puedes estar tranquilo, Joaquín, no voy a buscarte.
Joaquín se quedó perplejo.
Hablé con mucha calma: —Y les deseo a ti y Carolina que duren mucho t