Capítulo 54 —El guardián
Narrador:
Roman la encontró sentada en una diminuta silla del habitación de juegos, con las piernas cruzadas y los brazos apoyados en la mesa de madera clara. Estaba sola, en silencio, rodeada de muñecos que los gemelos ya no tocaban.
—¿No estás un poco grande para ese asiento? —bromeó desde la puerta. Aylin giró el rostro con lentitud, sin sonreír y levantó la vista lentamente. —¿Y los gemelos? —añadió él —Los vi afuera, en el jardín.
—Están con Natalia —respondió —Querían jugar con agua y hace calor.
—¿Y tú? ¿Qué haces aquí? —preguntó con tono neutro, sin reproche, pero sin esconder su sorpresa.
Ella suspiró, bajando otra vez la mirada.
—Esta habitación casi no lo usan. Les parece demasiado infantil. Y como rara vez vienen, es el único lugar de la casa donde encuentro algo de paz, donde todavía puedo escuchar mis propios pensamientos.
Roman se acercó con calma, deteniéndose frente a ella.
—¿Y por qué no elegiste nuestro habitación para eso?
—Porque a veces ne