Nicole estuvo compartiendo con los amigos de Kylian y Zeus. Ezequiel parecía un alma libre y pura corriendo por todos lados. Ningún animal se le acercaba porque era un avestruz lo suficientemente grande e intimidante. Nicole se reía porque ella era la única que le llevaba comida y no tenía que pelear con otras mascotas para que lo dejaran comer. Ezequiel era una hermosa ave de color negro y llevaba puesto un corbatín verde que lo hacía ver apuesto.
—Si tan solo me dejaras darte un besito —hizo pucheros, Ezequiel la miró y sí, salió detrás de Zeus—. ¡Ezequiel, no hagas eso! —gritaba, llamando la atención de todos.
Kylian se giró y observó cómo el bicho gigante de plumas venía a atacar a Zeus, que estaba comiéndose unos pasteles de zanahoria. Fue en cuestión de segundos cuando Zeus estuvo dispuesto a atacar a Ezequiel.
—¡ZEUS! —su perro se detuvo, al igual que Ezequiel—. Ve a comer y deja a ese avestruz en paz.
Nicole se acercó a Ezequiel mientras lo miraba mal.
—Siempre me haces pasa