El aire en el auto de Alaric se sentía pesado, como un manto de tormenta. Sostenía a Alexei en sus brazos, su cuerpo pequeño y tembloroso era un recordatorio físico de lo que acababa de presenciar.
La imagen de Rachel defendiendo a su hija con tal ferocidad, y luego arrodillándose para consolar a un niño que no era suyo, se repetía en su mente.
Era una Rachel que no había visto en años, una leona, una fuerza de la naturaleza. Esa mujer, que lo había llamado "inútil" hacía unos días, era capaz de destrozar a cualquiera que amenazara a sus seres queridos.
La humillación que sintió al ver a la madre de Kevin en el suelo, gritando de dolor, se mezclaba con una extraña sensación de orgullo y admiración.
La voz de su hijo lo sacó de sus pensamientos. —Papá... ¿Ella es un ángel? ¿Por qué me defendió? —La pregunta de Alexei lo golpeó como una bofetada. ¿Un ángel? ¿Su exesposa? A sus ojos, ella era la mujer que lo había abandonado, la que había destruido su mundo.
Pero para su hijo, la extraña