El silencio rodeaba a Alaric Winter y Rachel Blaine, una pareja que en sus cinco años de matrimonio jamás había tenido una conversación real.
En ese instante, parecía que por fin la tendrían, y Alaric no tenía la menor idea de cómo empezar.
Las recientes palabras de su exesposa lo habían dejado inquieto.
—¿Me está escuchando, señor Winter? ¿O está pensando en cómo librarse de la situación para su amada mujer? —No había una pizca de celos, sino un matiz de burla. Era exactamente lo que Rachel buscaba.
Aquello molestó un poco a Alaric. ¿En verdad ella nunca lo amó en todo ese tiempo? ¿Cómo podría él ganarse el corazón de alguien que jamás le perteneció? La culpa lo golpeaba una y otra vez, y aquello le dolía.
—Señor Winter, sé que tal vez suene un poco extraño, pero usted es justamente a la persona que estaba esperando... —Rachel habló en un tono melódico. Alaric casi cae ante la suavidad de su saludo.
Pero sabía muy bien que solo era una forma de envolverlo en su juego. A pesar de todo