Scarlett se reverencia un poco para agradecer.

Embelesado, Gerald le coloca el mechón que cae en su cuello detrás de la oreja. En silencio, y llevada por él desde la cintura, se encaminan hacia el patio. ¿Dónde estuvo todo éste día?

Por los aplausos y las voces, se da cuenta que el prometido de Rina ya está aquí. Es un hombre moreno y en traje caqui. Tiene el pelo largo en trenzas, y es igual o peor que serio que su marido. Rina es presentada por Gerald ante él, y el prometido de Rina, dejando la copa en la mesa, no aparta la mirada a su futura esposa. Scarlett sólo reza que Rina pueda convencer a ese hombre de no continuar con la boda. Pero eso es imposible.

Gerald regresa con ella y le señala la mesa. La mayoría de las personas hablan de albanés.

—Lamento no haber estado en todo el día. Pero no recibí ningún mensaje suyo.

Scarlett se prepara para verlo una vez más, y en el camino, una tranquila sonrisa la deja.

“Sé que está ocupado.” Responde contestando en el celular. Gerald lee co