2. Embarazada de su peor enemigo

—No puedes quedarte embarazada y tenemos que atar como sea a la familia Harworth —su tía la agarró del brazo, empujándola. Scarlett apenas se había levantado de una profunda anestesia en la sala de un hospital. 

La expresión de Scarlett había sido de horror. 

—Tuvimos qué sedarte porque estabas como loca. Pero ya no te preocupes más, querida. En tu vientre ya llevas nuestra llave a la gloria. ¿Puedes creerlo? Ya nuestra redención volverá, nuestras familias se unirán y serás la madre del heredero de los Harworth —confesó su tía, de brazos cruzados frente a ella—. Llevas a un bebé dentro de ti.

Scarlett creyó que la habían abofeteado cuando escuchó a su tía. Comenzó a removerse de la camilla, dándose cuenta que incluso estaba atada. 

—Una inseminación artificial, no te preocupes. No pasa nada, linda Scarlett —su tía le acarició el cabello pelirrojo con suavidad—, ya tienes un hijo en tu vientre.

Scarlett movió la cabeza con lágrimas en los ojos. ¿Cómo fue capaz de hacerle eso? Su tía pasó por su lado, y Scarlett la tomó de la muñeca. Su tía no la entiende, mucho menos sabe como comunicarse con ella. Vulnerable, Scarlett sólo había llorado por enterarse de ese horror. Su tía se zafó de su agarre con fuerza.

—Agradece que esto lo estoy haciendo para salvarte. No te has quedado embarazada y te casaste con Cillian para darle un niño —su tía le señaló el vientre—, llevas ahí al heredero de los Harworth y tu dinero. Te salvé de la ruina, deja de actuar como una niña.

Scarlett se agarró el vientre, pálida. 

—Dile a Cillian que quedaste embarazada al fin y que sólo eran cosas de hormonas. No se te ocurra decir que Cilian es infértil porque no nos conviene. ¡Y punto! Actúa para tu propio beneficio y dile que estás embarazada cuanto antes, o te juro que nunca verás a tu madre de vuelta.

Scarlett no podía creerlo. ¿Mentir? ¿Cómo ella mentiría antes los abusos de su tía? 

Las palabras de su tía retumban en su cabeza incluso ahora. 

La primera lágrima aparece. 

—Te prometo que me encargaré de ello, lo prometo. Te prometo que-

Scarlett se cubre el rostro, rompiendo a llorar. Mary corre a abrazarla.

—Nada de esto es tu culpa, Scarlett. Todo es culpa de tu tía porque hizo algo ilegal en contra tuya, haciendo esa bajeza luego de sedarte. Escucha, podemos buscarle la solución a esto si buscamos a la mujer que debía llevar el hijo de ese hombre, y ya está. Y aprovechas a denunciar a tu tía por lo que hizo. 

Scarlett sigue llorando.

—Debemos hacer algo…porque ese hombre está aquí, Scarlett, ha venido hoy para conocer a la madre subrogada.

Scarlett la observa, quitándose las lágrimas del rostro.

“¿Aquí?” Scarlett pregunta con los dedos de su mano.

—Tienes que irte de inmediato, Scarlett. Buscaré una solución por si él pregunta y-

Scarlette gira el rostro hacia la puerta cuando alguien entra.

Su cuerpo queda guindado en la estratosfera cuando de repente, a la oficina de Mary y sin pedir permiso el extraño hombre que entra a éste lugar lanza oscuridad. Un aura que le quita el aliento. Su inesperada intromisión la asusta.

“¿Quién es él?” Scarlett pregunta a Mary. Al mirarla, su amiga está tan pálida como la bata blanca que usa. Interpreta el miedo que la acobarda como algo que tiene que sospechar también. 

Mary no logra responder.

—¿Ella es la mujer que lleva a mi hijo?

Scarlett revienta en horror al oírlo, y logra comprender la palidez de Mary. 

Desbordando terror, se gira nuevamente con los ojos abiertos hacia el hombre de voz grave, quien imperturbable espera una respuesta. 

Éste extraño hombre le da una ojeada de arriba hacia abajo. Mary mira a Scarlett buscando su ayuda, incapaz de decir algo. Scarlett la observa. No puede ser. Ella tiene qué hacer algo.

Mary está a punto de hablar

“Yo soy la madre. Dile que yo soy la madre.” Scarlett señala con rapidez.

Mary la ve como si hubiese dicho la peor noticia del mundo, como si le dijera “¿Estás loca?” Scarlett asiente, abriendo sus ojos para qué le crea, para que sepa que no está jugando. Mary comienza tartamudeando y luego se recompone a los segundos.

—Le presento a la madre subrogada, señor Van Rome. Es ella quien está esperando a su hijo —Mary confiesa. 

Scarlett se gira hacia el señor Van Rome, tomándose de las manos y agarrando un fuerte suspiro ante asentir. ¿Qué está haciendo? Salvando a Mary de la sentencia. No puede dejar a la deriva a su amiga siendo ésta la única que la ha ayudado. 

La bestia de dos metros usa guantes negros, perfectamente vestido en traje y un gran saco enorme que lo camufla como una sombra. Visualiza a Scarlett de pies a cabeza con bastante sigilo. Una sola mirada basta para que Scarlett se dé cuenta que éste hombre parece clavarle cuchillos en vez de ojos. Se tensa de pies a cabeza con esos ojos de piedra perforándola. Y por eso da un paso hacia atrás.

—No habla.

El señor Van Rome le habla directamente a Scarlett, sin dirigirse a Mary. Cuando se ha quedado pensando en la respuesta, Scarlett mueve su cabeza en negación.

—¿El niño también tendrá esa discapacidad? —la pregunta del señor Van Rome es hecha con seriedad. Una seriedad frívola que desespera a Scarlett. 

—Las posibilidades son bajas, señor. La condición que tiene la señorita de nacimiento no afectará al feto —es debido a Mary que puede Scarlette puede respirar—, las complicaciones…

—Déjeme solo con ésta mujer —una rígida voz potente colisiona en toda la oficina, y Scarlett no es capaz de procesar otra cosa.

Scarlett y Mary se miran la una a la otra. Sobre todo Mary quien trata de buscarle una explicación a esto.

—¿Señor Van Rome? —Mary sólo necesita una mirada del señor Van Rome para silenciarse y asentir—. De acuerdo. Estaré afuera —Mary le sonríe a Scarlett.

Scarlett le pide con los ojos que no se marche, pero considerando que ésta situación es de vida o muerte, y se ha salido de las manos, Scarlett no tiene muchas opciones. 

Cuando Mary los deja solo, Scarlett parpadea, con los labios pálidos. 

El señor Van Rome se detiene para mirar fijamente a Scarlett, robándole el aliento.

—Tome asiento. 

Scarlette no quiere hacerlo, y retrocede asustada.

—Tome asiento, señorita.

Scarlett se muerde el labio. Una pequeña niña es a quien debe ordenar, no a ella. Pero considerando sus opciones, lo mínimo que debe hacer Scarlett es seguir lo que éste, aún extraño, hombre le dice. 

A punto está de tomar asiento, pero un destello la saca de sí misma. Mientras más lo ve, más se congela. El tiempo, a su momento, camina lento, y luego…explota.

Éste hombre se quita sus guantes de cuero, revelando sus manos tatuadas. La marca qué observa vive ahí. 

Oh. Por. Dios.

Todo explota.

La expresión atónita sobrevuela la expresión de Scarlett. Y esto no puede ser cierto. 

—Quiero hablarle personalmente de los términos del contrato de la subrogación, señorita.

Sus ojos tan abiertos se alzan hacia él, sus manos temblando, los labios castañeando ante ésta situación. 

¡¿Quién es éste hombre…?! 

—Nueve meses. Sólo nueve meses para qué de luz a mi heredero y para tener la total custodia de él. No quiero objeción, ni mucho menos peros. Es el contrato estipulado que usted me va a firmar cuando me acompañe.

Los tatuajes revelan una sola casa. El símbolo lo une directamente a la familia enemiga de la suya. Su expresión de horror la delata. No es eso lo que la aterra.

Sino los tatuajes que reflejan su lugar en la jerarquía de esa familia: el jefe. Los integrantes de una organización criminal llevan éstos tatuajes para saber que pertenecen a ella. Y el tatuaje que posee éste hombre sólo lo lleva el jefe de una familia mafiosa.

¡¿Es el enemigo de su familia…?! Scarlett se ahoga en su propia saliva. 

—Sabré que hará todo el día y sobre todas las cosas —el señor Gerald se inclina hacia adelante. Scarlett se queda paralizada por completo—, el contrato expira cuando nazca mi heredero. ¿Quedamos claros, señorita?

Scarlett pierde las fuerzas.

¡Embarazada del enemigo número uno de su familia y del hombre más peligroso del país!  

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP