104. Una grandeza rota
Aquí no encontrará manera de escapar. Cubriéndose el brazo, Scarlett suspira y se oculta otra vez por los disparos. Gerald y Edmund siguen afuera. Probablemente no pueda seguir aguantando esto, necesita, por sobre todas las cosas, hacer algo. Scarlett mira sus manos ensangrentadas y luego mueve la mirada hacia el volante. Traga saliva y trastabilla para acomodarse en el piloto y encender el auto. Sólo necesita un poco de calma para buscar en los alrededores a su esposo.
¿Dónde están?
No.
¿Dónde está Basian?
Cuando no hay manera de que esto sea peor Scarlett lo ve. A su tío, alzándose entre la pandilla de sus hombres con la barbilla alzada y decidido a tirar a matar a todo aquel que se tropiece frente a él. Scarlett baja la cabeza, apretando las manos en el volante. Gerald, ¿Dónde está su esposo? La lanzó aquí para protegerla, pero ahora sí Basian no perderá la oportunidad. Vuelve a ver el parabrisas y poco a poco se acercan los hombres de Basian. Revisarán éste auto y…será su fin.
—¡Sa