RAZONES PARA SEGUIR CASADA.
Gracia y Maximilien llegaron al hospital. En la sala de espera estaban María y Lauren. En cuanto los vio, Lauren se fue directamente contra Gracia.
—Mira lo que has provocado, estúpida —espetó, presionándole el hombro con un dedo acusador. Gracia apenas la miró, con un gesto de repudio.
—Yo no provoqué nada. Mi padre ya estaba enfermo desde antes. ¿Cómo está?
María no tardó en sumarse al ataque.
—No finjas que te importa, cuando lo has estado ignorando todo este tiempo. Ha llamado una y otra vez y tú simplemente lo has rechazado. Eres una desconsiderada, Gracia.
Gracia bajó la mirada ante las acusaciones, mordiéndose el labio, pero negó con la cabeza.
—No me siento culpable por lo que le pasó a mi padre. Voy a preguntar cómo está.
Se giró para dirigirse a la recepción, pero María la tomó del brazo con fuerza, apretándolo con rabia.
—¿Qué pasó con tu esposo, Gracia?
—Sueltame, María —dijo, zafándose de un tirón—. ¿Acaso no lo estás viendo aquí?
—Voy a suspe