50. Savino se pone celoso de una visita de Serafina
Durante las siguientes dos semanas, Marianné había presentado notables avances. Remo la acompañaba a cada consulta médica sin importar cuan ocupada estuviera y la consentía como nunca a nadie en su vida.
— Volverá en dos días… ¿segura que vas a estar bien? — le preguntó Remo una mañana, ya vestido formalmente para comenzar el día. Una pequeña maleta de mano lo esperaba en la puerta y el auto listo para llevarlo al aeropuerto.
Marianné sonrió con dulzura.
— Me siento perfecta, no tienes por qué preocuparte tanto — respondió ella.
Remo solo se iba únicamente porque ella le había insistido que lo hiciera, pues los últimos días, no se había despegado de ella y el móvil le sonaba a cada rato solicitando su presencia.
— De acuerdo, pero me llamarás si surge algo y acudirás a mi abuela inmediatamente si no contesto. Promete que lo harás.
— Bien.
— Promételo, Marianné. No estoy jugando.
Marianné volvió a sonreír. Remo la enamoraba cada día con sus gestos de atención hacia ella.
— Lo prometo.
Y