Después de aquella noche, Alex rechazó todos los intentos de contacto de sus amigos y solo volvió a encontrarse con ellos el día de la boda. Al unirse a ellos en el área reservada para el novio, atrajo las miradas de los amigos.
– Antes de que empiecen con los mismos discursos de siempre, dejo claro que no quiero escuchar. – Dice Alex, caminando hasta el bar y sirviéndose un trago de whisky, evidenciando su irritación.
– Alex, se respetará tu voluntad, te lo prometo. No volveremos a tocar el tema. ¿Aceptas ser mi padrino? Di que sí, por favor. – Implora Leandro, acercándose y pasando los brazos sobre los hombros de Alex. – Por favor, Alex, di que sí. – Alex se aleja y lo mira.
– ¿Dónde está tu padrino idiota?
– Alex, haría ese cambio de todos modos. Eres mi amigo y quiero que me acompañes en el altar. Desafortunadamente, el amigo de Susan, tal André, que acompañaría a la Srta. Morgan, se torció el pie y no estará presente.
– Menos un idiota que soportar esta noche. – Dice Alex, hacién