Al llegar a la empresa, la pareja luce felizmente casada, pues eso aparentan. Desde que Grey confesó su dolor, Ada siente más apego a él y eso es lo que más teme.
—buen día señor y señora Grey— saluda Marcus y por la actitud nerviosa, Grey percibe que algo no está bien
—Ada, espérame en la oficina por favor— le pide Adams
—¿Está todo bien?— pregunta y mira a Marcus, luego a su esposo
—hablaremos de trabajo, no tardó
—esta bien, mientras voy organizando— Ada da unos pasos, pero Grey la detiene al agarrarla de brazos y atraerla a él
—¿Y mi beso?— pregunta al tenerla a escasos centímetros por lo que Marcus mira a otro lado
—creo que no es necesario en este momento— Ada pasa saliva y como Adams Grey es todo un domador, la besa de manera apasionada, tomándola por sorpresa, pero también de placer.
Al dejarla de besar, increíblemente, ella desea más y más, pero lo que hace es sonreír un poco y luego darse la vuelta para marcharse, dejando al hombre excitado.
Cuando Grey se percata de