Capítulo 4 (tercera parte)

CARLOS

Estaba bastante apurado por llegar, porque necesitaba irme de allí lo más pronto posible. Estacioné en la parte de atrás del edificio, asegurándome que tenía cancha libre para salir fácil.

El agente de seguridad me otorgó uno de los tickets de papel que siempre entrega a los visitantes del estacionamiento cerrado, el cual debía conservar como el mayor tesoro. Así que lo guardé en la guantera.

Apagué el vehículo, me bajé con las pertenencias requeridas para mi cita y activé la alarma al cerrar la puerta.

La entrada trasera de la aseguradora era más pequeña que la principal y mi coche había quedado diagonal a ella; Debía dar unos pasos para llegar allí.

Este es el momento de confesar que mi apuro se había vestido —antes de llegar— con otro traje: el de la invisibilidad. Estaba seguro que Olivia, la mujer con la que me había estado acostando, se encontraba allí esa tarde. Algo me decía que mi suerte no podía estar tan bien ajustada como para enviarme a ese edificio uno de sus día
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