Punto de vista de Julio
Miré la fotografía tanto tiempo que me empezaron a doler los ojos, pero no parpadeé.
La imagen se sentía más pesada de lo que debería ser el papel, como si llevara secretos comprimidos en sus fibras.
Mis dedos se tensaron mientras mis pensamientos daban vueltas, persiguiendo preguntas sin respuestas claras.
¿Por qué estaba esta foto escondida dentro de un libro?
¿Por qué el niño se parecía tanto a Mateo?
¿Y por qué sentía que mi pecho se hundía lentamente?
Con mi mente procesando mucha información a la vez, tragué saliva y levanté el teléfono con manos temblorosas.
Iba a llamar a Mateo enseguida.
Si alguien podía ayudarme a entender esto, era él, así que pulsé el botón de llamada y la línea sonó al instante.
"Contesta", murmuré en voz baja, caminando de un lado a otro de la biblioteca. "Por favor, Mateo, contesta".
Pero no lo hizo, así que la llamada se fue al buzón de voz.
Mi corazón dio un vuelco, no de decepción, sino de miedo. Mateo siempre contestaba, inc