Un silencio denso e incómodo se adueñó de los presentes. Nohemi no sabía por qué, pero su instinto le decía que esa afirmación lanzada por la mujer llamada Camerina, tenía unas implicaciones profundas, que cambiarían el resto de su vida.
Su reacción inmediata fue negarse, pero dudó. ¿A qué se estaba negando exactamente?
―Eso tiene sentido ―dijo con lentitud, Zeke.
―Es imposible ―cortó Charles―. Tengo veinte años conociéndola, viví con ella durante diez años, Nohemi jamás demostró acti… ―se detuvo de inmediato y frunció el ceño, como si comenzara a contemplar las cosas desde otra perspectiva.
Dos emociones predominaron en Nohemi, cada una luchando a muerte dentro de su ser. Excitación y pánico. Eran dos serpientes que se enredaban entre sí, buscando sofocar a la otra, enterrando sus colmillos de forma violenta, con la única intención de aniquilarse.
―Saben, sería buena idea que me explicaran con claridad lo que está sucediendo ―exigió la pelirroja, apretando el tenedor con fuerza―. Sie