NATE
Tomo a mi hija en brazos sintiendo que mi mundo se desmorona, comienza a sangrar por la nariz, apresuro mis pasos hacia el auto.
—Holly cariño —mi madre corre detrás de mí y busca algo para contener la sangre, es demasiada.
Subimos al vehículo y llamo a Gareth de inmediato, me dice que me estará esperando en la entrada de la clínica con una camilla lista para mi hija.
Intento contener el sangrado de Holly, mi madre me mira con terror y sus ojos están llenos de lágrimas, mi corazón está en un hilo.
Me fijo en el rostro de mi hija, sus ojos comienzan a perder color.
Toco su muñeca para sentir su pulso y exhalo, sintiéndome menos tenso.
Mi hombre de seguridad detiene el auto y abre la puerta, bajo rápidamente del mismo para ir con Gareth.
—¿Algún cambio? —él la revisa mientras el acomodo en la camilla.
—Ninguno, el sagrado no se ha detenido —digo con prisa una de las enfermeras toma mi lugar.
—Salva a mi nieta, Gareth —mi madre se aferra a su brazo, ha dejado de contener sus lágrima