Fatídico día

Estaciono el auto frente al edificio de la policía, observo a mis compañeros caminar de un lado a otro, inhalo con fuerza y salgo de mi auto. Pongo el arma en su lugar y entro a la estación, saludo a mis compañeros, choco los puños con unos cuantos y llego a mi lugar, a mi lado por supuesto esta Kane, mi mejor amigo, después de lo que sucedió con Zay, decidí terminar la universidad e ingresar a la policía, Kade es dos años mayor que yo y él ya estaba en la academia cuando yo me ingrese, desee ser policía para poder encontrar a los culpables de su muerte, aunque Donovan el padre de Zay se me adelantó y después de recuperarse de las heridas que le dejo el atentado comenzó una investigación exhaustiva para encontrar a los implicados en el atentado, por supuesto que logró hacerlo, era el capital de la policía en ese momento y yo apenas estaba empezando en la academia no hubo mucho que pudiera hacer por mi cuenta, aun así continúe  en la academia y ahora soy policía.

Donovan descubrió que su sargento, Jhon Cohen en aquel momento era el líder de un grupo de policías que colaboraban con una enorme red de contrabando de armas, drogas entre otras cosas, al parecer, el sargento comenzaba a quedarse con el negocio de los contrabandistas, en pocas palabras quería traicionarlos, por ello, esta banda decidió deshacerse del sargento y sus hombres, descubrieron que ellos estarían en mi boda, fuimos piezas inocentes en medio de una guerra que no nos correspondía.

—¿Qué sucede? —pregunto al ver al capitán Buchanan entrar a una de las salas de juntas con un grupo de hombres con traje. —Parece un asunto serio —me apoyo en el escritorio y continuo con la vista en los hombres.

Kade se pone de pie y se acomoda a mi lado, sostiene un paquete de papas fritas.

—Uno de los policías que Donovan capturó por lo del contrabando hace diez años, apareció muerto en su celda —volteo a verlo, es el caso en el que asesinaron a Zay.

—Al parecer se suicidó, sin embargo, escuche que piensan reabrir el caso.

—¿Por qué? —cuestiono, he revisado el caso una y otra vez, hay demasiadas incongruencias, los delincuentes capturados no parecen mas que los lavaperros de los jefes, ninguno parece que tiene el poder de dirigir una banda, sin embargo fueron judicializados como los jefes de las mismas, siento que falta mucho por investigar, sin embargo, Buchanan ha decidido no escucharme, el caso se cerro con la muerte del Sargento y la captura de los policías y los jefes de la banda, y aunque intente investigar por mi cuenta, todo lo que he logrado encontrar no lleva a nada.

—El ex policía dejo una nota —expresa Kade.

—¿Qué decía la nota? —cuestiono con gran interés mientras me giro hacia mi mejor amigo.

El observa mi rostro y su frente se arruga mientras cruza los brazos.

—¿En qué estás pensando? —cuestiona y exhalo, nunca lo he expresado abiertamente, pero siento que el que mando a matar a personas inocentes aun camina libre por las calles.

—El o los causantes de mi desgracia están libres, Kade, estoy segura de ello —el inhala y me observa.

—Es posible —acepta y abro los ojos.

—¿Qué sabes? —me acerco a el y poso mis manos en sus musculosos brazos.

—En la nota había un nombre —mueve su laptop para mostrarme el registro de un hombre.

—Nathaniel Macmillan —digo su nombre y apoyo mis manos en el escritorio mis latidos se aceleran al ver su rostro cierro los ojos, me quedo ahí varios segundos tengo la impresión de haber visto a este hombre antes, clavo las uñas en el escritorio, parpadeo y respiro, continúo mirando la información del hombre. Treinta años, empresario, dueño de una importante compañía dedicada a la fabricación de armas llamada MACMILLAN Inc. Lugar de residencia Chicago, esta misma ciudad.

—Armas, fabrica armas.

—Es un indicio —Asiente Kade.

—¿Que más sabes? —cuestiono mirando una ultima vez el rostro del hombre que mi cuerpo ya ha empezado a odiar.

—Lo han investigado en varias ocasiones, desde que sucedió lo del atentado, casualmente vivía en New York en ese momento, tenia algunos negocios al parecer legales —expresa y asiento, respiro.

—Harán una investigación, el capitán fue a ver a los hombres de Cohen, no han hablado, solo dicen que los capturados son lo culpables, no han implicado a nadie mas en años —comenta y resoplo.

Deben esconder algo muy grande.

—Capitán —digo al verlo salir de la sala de juntas.

—¿Qué haces? —Kade intenta detenerme, pero me suelto de su agarre y camino hacia él.

—Ahora no Lewis —escucho que dice mientras paso entre los hombres de traje que estaban con él.

—jefe, podemos ayudar en el caso —miro a Kade quien despeina su cabello y mira en otra dirección, idiota.

—Que rápido se mueve la información aquí —ironiza Buchanan mientras me observa en silencio, sabe lo que voy a pedirle. —No —dice y cierra la puerta en mi cara, que hijo de…

Respiro, tengo que encontrar la forma de entrar en la investigación, necesito que los individuos que participaron en las muertes de Zay, su madre y otros inocentes vayan a la cárcel, quizás esa es la razón por la que no he podido superarlo durante todos estos años, las personas que los asesinaron aun no están pagando sus crímenes.

Regresamos a la estación después de investigar un caso de asesinato en los barrios bajos de chicago, un hombre fue asesinado por una deuda de juegos, estamos tras el autor del homicidio, ya tenemos algunas pistas.

Observo al capitán en su oficina, masajea su sien mientras lee un documento, debo convencerlo de alguna forma.

Vuelvo la vista a la pantalla donde está la imagen del sospechoso, cierro los ojos e intento recordar ¿dónde he visto ese rostro?

—Vamos, pequeña leona —Kade se pone la chaqueta. Iremos a cenar a un lugar cercano a la estación, varios de nuestros compañeros se reúnen ahí.

Apago mi laptop y lo sigo, camino en silencio mientras Kade habla de grandes traseros y me abraza por los hombros.

Nos acomodamos en una de las mesas y ordeno una hamburguesa doble con doble ración de papas fritas y una Pepsi light para mantener la forma.

Froto mi rostro y vuelvo a peinar la coleta de mi cabello.

—Necesito entrar —digo en voz baja mientras miro a un punto perdido en la pared.

—Otra vez, Anna, m****a, deja que ellos lo investiguen.

—No puedo creer que no quieras encerrar a los verdaderos responsables de la muerte de Zay, era tu mejor amigo —trago un nudo en mi garganta.

—No esta siendo justa Anna —refuta enojado y despeina su cabello.

—Se que él no descansara en paz hasta que ellos paguen —digo conteniendo la rabia, el dolor—, tenemos que hacer esto, por él, por Amanda, por mi padre.

—Lo hago por él y por ti, carajo, ¿tú crees que él quiere que abras esa herida? que recuerdes cuan difícil fue superar su perdida para todos, como tuve que sacarte de tu habitación después de meses de llorar y de no comer, estabas en los huesos, Anna, casi te perdemos a ti también —declara con dolor y me siento mal por lo que dije hace un momento, tiene razón, Kade paso muy malos momentos, no tanto como yo, siempre ha sido más fuerte, él logró sacarme del abismo cuando estaba por caer.

—Lo sé, lo siento —digo bajando la mirada—, me hiciste fuerte —pongo mi mano sobre la suya—sin ti, no hubiese sobrevivido y ahora no seria la mujer que soy, eres el hermano que nunca tuve —Kade exhala y presiona mi mano levemente.

—Te quiero pequeña leona y quiero protegerte de todo esto, talvez me permitan entrar en el caso, aunque lo dudo ambos tenemos la misma restricción por el conflicto de intereses —le da un trago a su cerveza y asiento, tiene razón.

La idea no sale de mi cabeza y la imagen del hombre tampoco, revuelvo mis recuerdos, necesito saber donde he visto a Nathaniel Macmillan.

Unos cuantos de nuestros compañeros se acercan a la mesa, Rodríguez, Davis, Nixon, Henry, todos hombres. Gracias a ellos la tensión de la conversación que tenia con Kade se dispersa.

—Saldremos este fin de semana a ver a las chicas de la sala de masajes, ¿te animas? —pregunta Davis a Kade.

—Dime la hora y el lugar —responde este último, y yo resoplo rodando los ojos.

—¿Qué? —pregunta Henry—, ¿también quieres venir? Hay espacio, seguramente habrá alguna con tus preferencias —habla y hago cara de, que idiota eres.

—No soy lesbiana, Henry —le aclaro y los demás hace un sonido de “uuu tiene agallas, amigo”.

—¿Estas segura? Llevas años trabajando con nosotros y no he visto que ningún hombre se te acerque, es mas creo que los repeles.

Kade me mira esbozando una ligera sonrisa, sabe que desde Zay ningún hombre ha logrado tener mi atención realmente, quizás vi uno que otro que eran realmente atractivos, pero no pude verlos más allá de eso, ninguno logró que sintiera algo aunque sea mínimo por alguno de ellos, ni siquiera deseo, y aunque a veces siento que me gustaría estar en los brazos de alguien y sentirme como me sentí con mi único amor, va a ser imposible que suceda, nadie podrá hacerme sentir de esa forma de nuevo, nadie podrá estimular mi mente, mi cuerpo, nada de mí y lo he aceptado.

—Así es, repelo imbéciles, Henry, y mas si son como tu —sonrío falsamente y bebo mi refresco, después le doy otra mordida a mi hamburguesa mientras los demás ríen y hablan de su salida hasta que es la hora de volver a casa.

Llego a mi apartamento y tomo una ducha rápida antes de prepararme para dormir, caigo rendida en la cama.

Cierro los ojos y mi mente vuelve a vivir ese fatídico día, hasta que en mis sueños se reproduce el momento en que ese hombre que apunta su arma en dirección hacia nosotros en el altar de mi boda, su rostro se va haciendo más claro y finalmente logro verlo con claridad.

Me siento en la cama de un salto, es él, es Nathaniel Macmillan.

NOTA: Les presento este nuevo pedacito de mi, aun esta en proceso de aprobación, apenas tenga el visto bueno les daré la información del ritmo de actualizaciones y demás, un beso si la curiosidad te trajo hasta aquí antes de que haga el lanzamiento oficial, con la bendición de Dios, nos leeremos pronto en esta historia también ❤️

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