Una pesadilla

ANNA

»Bajo las escaleras para llegar al jardín de la casa de mi suegro la más grande y lujosa de la calle, hoy es el día que he esperado durante cinco años, desde que conocí a Isaiah, mi Zay, mi novio y ahora casi esposo, yo tenía 13 y el 14 cuando nos conocimos acababa de mudarse al vecindario y rápidamente nos hicimos amigos, su casa en ese momento estaba frente a la mía; fuimos a la secundaria juntos, nos hicimos inseparables desde entonces, mi sonrisa refleja mi felicidad, veo a mi familia y a los invitados, más de los que esperaba, las personas encargadas de la boda caminan de un lado a otro y suspiro mirando que todo luce como lo soñé, mi padre camina rápidamente hacia mí y me entrega su brazo para que lo tome y llevarme al altar, el besa mis cabellos y comenzamos a bajar las escaleras que llevan al patio trasero, observo a Isaiah, su sonrisa se ilumina y sus ojos brillan, es el día más feliz de nuestras vidas, aunque nuestras familias querían que esperáramos un poco más para casarnos y terminar nuestros estudios universitarios, pero Zay me pidió ser su esposa cuando cumplí 16 y yo acepte, prometimos casarnos cuando yo cumpliera los 18 y aquí estamos, cabe decir que a pesar de que nuestros padres no estaban seguros de esta decisión, fueron quienes nos ayudaron a organizar y pagar la boda.

Me duelen las mejillas de tanto sonreír, observo a nuestros amigos, miembros de mi familia y compañeros de trabajo de mi padre y el padre de Zay, ambos son policías, este último es el capitán y mi padre es teniente de la policía y está bajo su mando.

Observo a Kade quien me sonríe, es el mejor amigo de Zay y desde que lo conocí se convirtió en mi mejor amigo también.

Zay me recibe y suspiro llena de ilusión, la ceremonia comienza y la mano de Zay me sostiene con fuerza, estoy nerviosa, pero feliz, desde hoy seré su esposa. El padre nos declara marido y mujer, mi chico levanta el velo de mi vestido para darnos nuestro primer beso de casados, cierro los ojos al sentir sus labios en los míos, poso mis manos sobre sus hombros, no separamos, pero no dejamos de mirarnos y sonreír.

—Te amo —dice justo en el momento en que escucho un grito de alguien al final de los asientos, ambos volvemos la vista en esa dirección y vemos varios hombres vestidos de negro usando armas, uno de ellos esta al final del pasillo apuntando hacia nosotros su rostro se difumina en mi mente, volteo a ver a mi padre.

—¡Al suelo! —grita justo en el momento en que los hombres comienzan a disparar en todas las direcciones. —¡Sáquenlas de aquí!—no se a quien habla, pero Zay comienza a guiarme entre la gente pidiéndoles a todos que salgan de aquí cuanto antes, mi madre llega a mi lado y me toma de la mano, Kade nos guía en busca de la salida, escucho un gemido detrás de mi donde esta mi esposo, me giro para verlo, el solo me cubre como puede y me hace correr hacia donde Kade nos guía.

—No te detengas —me pide y empuja mi cintura.

No se cuanto tiempo corremos, pero me detengo cuando mis pulmones comienzan a quemarme el pecho, las balas se escuchan a lo lejos, mi madre me abraza y observamos el lugar.

—Papá —digo con voz ahogada y las mejillas llenas de lágrimas.

—El estará bien, hija —ella besa mi cabeza, pero puedo ver el miedo en su mirada, observo a Kade, quien esta unos pasos mas atrás, sosteniendo a Zay y está usando su teléfono, las sirenas de la policía se escuchan llegar a la casa de Donovan, el padre de Zay.

—¡Zay! —grito cuando lo veo derrumbarse en los brazos de Kade y corro hacia él, ha perdido el conocimiento, aterrada poso mi cabeza en su pecho buscando sus latidos, siento mi mano húmeda al tocar su espalda y esta tiembla cuando la levanto y veo sangre en ella, veo a Kade quien está frente a mí, parpadeo para que las lagrimas dejen de nublar mi vista.

—Llamé a una ambulancia, vienen en camino —el cubre la herida—, estará bien tiene que estar bien —dice con firmeza, aunque le tiembla la voz...

—Por favor resiste, mi amor —lloro en su pecho—, es el primer día de nuestras vidas, tendremos una hermosa familia como lo prometiste, me lo prometiste —me aferro a mi esposo. Mi madre me abraza y escucho las sirenas de la ambulancia cerca, me pongo de pie rápidamente para que puedan vernos.

Ellos bajan del vehículo y lo revisan de inmediato, nos dicen que su pulso es débil y lo suben a la ambulancia.

Sostengo la mano del chico que amo en todo el trayecto, Kade solo sostiene su cabeza entre sus manos, mi madre presiona mi mano con fuerza, hago una oración en silencio rogando al cielo por las personas que amo.

Observo como si estuviera en una nube de terror, el momento en que ingresan a Zay al hospital, donde ya hay varios miembros de la policía.

—Señora Lewis —se acercan a mi madre.

—El jefe Lewis y el capitán North fueron ingresados hace poco —presiono el brazo de mi madre, nunca había sentido tanto miedo—, ambos fueron llevados a cirugía, no tenemos más información por el momento.

—Por favor, no —susurro mientras las lágrimas nublan mi vista.

Los brazos de Kade me sostienen antes de que mis piernas fallen y me lleva con él.

—No, nos dirán nada hasta que salgan de cirugía —me dice y mis sollozos solo se hace mas intensos, el dolor en mi pecho casi hace que me doble.

No sé cuánto tiempo ha pasado cuando uno de los médicos sale de la sala de cirugía, no sé en qué momento llegue aquí.

—Familiares de Isaiah North —menciona y me pongo de pie para correr hacia el medico quien tiene sus manos llenas de sangre.

Seco mis lágrimas y lo observo, su rostro se ve derrotado y su cabeza se mueve negativamente.

Sacudo la cabeza y doy un paso atrás, un grito desgarrador sale de mis labios mientras Kade intenta sostenerme, mis piernas me fallan y caigo al piso. «

Abro los ojos sobresaltada, mi frente esta perlada de sudor, toco mi pecho el dolor se siente igual que ese día, los recuerdos y esta pesadilla continúan persiguiéndome cada día durante todo este tiempo, hace diez años lo asesinaron, hace diez años el día que debía ser el más feliz de mi vida se convirtió en un infierno que no he logrado superar, mi corazón nunca podrá sanar esa herida.

Mi teléfono suena y veo que es mi madre, sonrío al ver su imagen en la pantalla.

—Cariño —saluda alegre.

—Mamá.

—Estamos preparando todo para tu llegada el fin de semana, aunque es un momento triste, nos anima saber que estarás con nosotros unos cuantos días.

—También me alegra verlos y estar con ustedes en New Jersey —digo sin mucho ánimo, dentro de tres días se conmemora el fallecimiento de Isaiah y su madre, quienes perdieron la vida el día de mi boda, mi padre y Donovan lograron sobrevivir sin embargo perdieron algunos de sus compañeros también, cada año las autoridades del condado hacen un evento solemne para recordar a cada uno de ellos.

—Deberías tomar tus vacaciones, llevas años trabajando sin descansar —mi padre aparece en la pantalla, esta en una silla de ruedas producto de una bala que afecto su columna y perdió la movilidad de sus piernas, pensé que no solo perdería a mi esposo, si no también a mi padre aquel día, pero una pequeña luz se encendió en medio de tanta oscuridad y mi padre logro sobrevivir, hemos hecho todo lo que esta en nuestras manos para que vuelva a caminar, solo ha dado unos cuantos pasos y puede mantenerse de pie por momentos, no hemos logrado más que eso, pero no vamos a rendirnos.

—Si papá, espero hacerlo en este año, para navidad, ¿no te encanta la idea? —cuestiono.

—Por mi puedes renunciar a tu trabajo puedo mantenerte, mi niña tendrá todos sus caprichos y no tendrá que rendirle cuentas a ese desgraciado de Buchanan —dice entre la risa y la molestia.

—Papá, es tu mejor amigo —refuto y niego con la cabeza—, no hables así de él, además es mi jefe —Me pongo de pie para buscar mi uniforme.

—Es el culpable de que no podamos verte seguido —apunta.

—Papá no es su culpa, yo he tomado varios casos y no puedo dejarlos hasta que logre cerrarlos —arrojo el pantalón cargo azul oscuro a la cama.

Mi padre se ve molesto, sin embargo, cambia el tema y comienza a hablarme de los deportes que practica y de sus compañeros de equipo, son policías retirados que sufrieron lesiones mientras trabajaban.

Después de diez minutos me despido de ellos con cariño y corto la llamada, observo la foto de Zay que esta sobre la cómoda y acaricio su rostro antes de meterme a la ducha.

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