MADISON
Desde ese primer día que conocí al tal Ashton Brennan, no dejo de molestarme ningún jodido día. Estaba harta de ver su cara, de tener que aguantar sus estupideces, de ver cómo prácticamente se follaba a todas las chicas habidas y por haber de la carrera. ¡Qué imbécil! No entiendo por qué no se va a un motel o a su casa. Es más, no entiendo cómo es que no ha sido suspendido o, por lo menos, no le han llamado la atención, deberían echarlo de la escuela.
Según he escuchado, las malas lenguas dicen que no es la primera universidad que pisa, puesto que varias ya lo han echado de sus instalaciones, por mala conducta, no acatar el reglamento o golpear a profesores, ¿aquí por qué no hacen nada? No entiendo.
Unas semanas después, conocí a un chico, llamado Marc, realmente dulce y al que Ashton odiaba y aborrecía totalmente. Sinceramente, no entendía por qué, no es que me importe su opinión, pero había algo en su mirada que no sabía cómo interpretar. Me miraba entre furioso y ¿celoso?,