CLARIS:
Kieran me devolvió el control de mi cuerpo tan rápido que necesité unos segundos para asimilarlo. Mi instinto me llevó inmediatamente a acercarme a mis hijos, que descansaban apaciblemente. Me quedé observándolos, intentando encontrar algo de calma en su quietud. Alcé la vista hacia mi madre, Elena, quien me miraba con una combinación de impotencia y tristeza que no hacía falta traducir en palabras.
—Mamá... —La llamé con la urgencia de quien busca respuestas inmediatas. Había tantas cosas que necesitaba entender, tantas preguntas que necesitaban una guía, una solución, una luz. Sin embargo, antes de que pudiera articular una sola, la voz de Rafe resonó en la estancia, interrumpiéndonos. —Elena, sígueme. Tenemos que cumplir la orden del alfa. Vi cómo su mirada cargada de pesar se