Una semana después…
—¿Me has llamado, Dina? —Megan ingresó al despacho de su jefa y esta le indicó que tomara asiento.
—Tenemos un urgencia y necesito que te ocupes del asunto —dijo sin rodeos su todavía suegra.
—¿Qué sucede?
—Debes viajar a Milán y revisar el stock de las telas que deben enviarse al taller de la sucursal.
—No hay problema; le pediré a mi secretaría que lo prepare todo y saldré mañana mismo —Megan se puso de pie para marcharse y prepararlo todo, pero Dina la detuvo.
—No hace falta que te ocupes de nada, querida. Solo de llevar el catálogo de telas y constatar que esté todo en orden para no retrasar la producción. ¡Ah! Y de preparar un pequeño equipaje porque sales esta misma tarde a Milán.
—N