Capítulo 1.
De vuelta.
Siempre vuelve a salir el sol, y si algún día crees que no sale, recuerda que tú brillas de igual manera porque eres un sol, eres la luna, eres las estrellas, eres amor, y eso es todo lo que más importa en esta vida...
- Tobías, ¿qué has sabido del muchacho malagradecido?, preguntaba Mateo Ford.
-No se ha sabido nada acerca de él, sólo que está viviendo en el extranjero. mencionó el abogado.
-Ese bueno para nada es tan imbécil que no me hace ni una llamada para siquiera preguntarme cómo estoy; no me da ni un nieto ni absolutamente nada… Sólo sabe gastar mi dinero y pedir y pedir todo el tiempo...
- ¿Ha intentado tomar usted la iniciativa?
-¿Qué si lo he intentado?... Siempre me dejan esperando cómo si yo no fuera su padre, ¿Qué clase de hijo vine a tener?, si no fuera porque Natalia, mi adorada esposa, murió hace años, lo desheredara hoy mismo…
- ¿Y si en vez de desheredarlo le da una pequeña lección?
-¿Qué sugieres Tobías?
-Nada en particular, solo cortar su fuente de ingreso; al no entregarle dinero, el joven se tendrá que ver en la obligación de llamarle o de buscarle, puede establecer límites, hacerle creer que perderá la fortuna familiar y que esta terminará en manos de algún extraño…
Algo así hizo uno de mis clientes llamado Wilson y le funcionó, porque su hijo hasta regresó al país, se casó, le dio seis nietos y todos los domingos la familia se reúne amorosa y felizmente.
-Eso es lo que necesito justamente, preparar un documento condicionado y bien blindado para que el chico vuelva a casa, así sea que crea que está compitiendo con extraños con los que puede perder su herencia.
-Está bien Don Mateo, hoy mismo me pongo en ello, ¿desea algo más?
-Llama a todos los lugares y a los bancos y diles que congelen sus tarjetas, y que sin mi permiso no puede acceder a ninguna propiedad; ya veremos si sigue evitándome después de esto.
El abogado terminó de tomar el café, y el señor Mateo, dueño de una enorme fábrica de textil ya podía ver el rostro contorsionado de su hijo Brian; si esto funcionaba pronto lo volvería a ver, pues desde que el joven había cumplido la mayoría de edad se había marchado al extranjero con la excusa de una mejor educación universitaria…
Pero había abandonado la universidad el segundo año y desde entonces no había sabido nada de él; muy pocas veces lo llamaba, pero sólo para siempre dejar un único mensaje de voz, que usualmente era para pedirle más dinero.
-...Hola papá, recuerda mandar lo del mes, o algo más porque lo necesito…Cuídate…
Algo tan simple, tan vacío y sin estructura, incluso, porque cuándo el señor Mateo había ido a visitarlo, misteriosamente a su hijo le había salido algo de último momento, por lo que nunca pudo verle…
Siempre una excusa tras otra; la última chica con la que sabía que había estado saliendo, Johana, lo dejó por querer mudarse un poco más cerca de su madre, y ahora Johana estaba casada y con una familia de dos hijos, mientras que Brian no daba señales de querer formar una familia.
A sus 30 años ya el tiempo se le pasaba, y Don Mateo no viviría para siempre para conocer a sus nietos; de modo, que si esta era la manera de traer a su hijo de vuelta a casa, pues así sería.