Mientras Anastasia se acerca a las caballerizas, puede notar como el sonido de los cascos resonando contra la tierra húmeda y el olor a heno fresco llenan el ambiente.
En su cabeza, sigue dándole vueltas a la conversación sostenida con Arman, tal vez por ello su paso es firme y decidido, sintiendo un leve cosquilleo de molestia en la nuca al recordar que Dmitry no le dijo nada sobre la partida de Grigori.
Al llegar a la caballeriza, ve a algunos trabajadores preparando a los pocos caballos que quedan dentro para llevarlos al redondel antes de que finalice el día. Dando las buenas tardes, se detiene junto a Oscar, quien le sonríe al verla.
—Oscar ¿Has visto a Dmitry? —pregunta sin rodeos pero con tono amable.
—Está al fondo, en la última cuadra —responde, señalando con la cabeza hacia la parte trasera a donde vio irse al pelinegro.
Anastasia asiente y tras darle las gracias, sigue su camino con paso tranquilo. Al llegar al último establo, se detiene en seco al ver a Dmitry, de espald