Layeska se encuentra sentada frente a la mesa de la cocina, balanceando los pies en el aire mientras sostiene una taza de chocolate caliente con ambas manos. Sus ojos brillan de felicidad y genuina emoción mientras le cuenta a Tania sobre su día en la escuela.
—¡Y luego todos me preguntaron cómo de bonito es Moscú, así que comencé a decirles todo lo que vi mientras estuvimos allá! —dice, emocionada—. ¿Has ido antes a Moscú tía Tania? Todo es enorme y no es como aquí, allá hay mucha gente. Pero también hay grandes parques y muchas tiendas hermosas.
Tania, que está revisando una cazuela en la estufa, se ríe suavemente ante su emoción y se gira para mirarla, estaba por decirle que sí ha estado en Moscú antes, pero el entusiasmo de Layeska fácilmente puede llegar a ser contagioso, así que solo guarda silencio y solo niega suavemente.
—No he estado allá, pero tal vez debía considerarlo—dice mientras toma las especies para la comida—. ¿Y qué dijeron tus amigos cuando les contaste todo eso?