Capítulo 53. Te amo y nunca dejé de hacerlo
Iban de camino al hospital y Marcus sujetaba la mano de Sofía con tanta fuerza como si con ello pudiera retenerla en la vida.
— Te vas a poner bien — le susurraba, con la voz quebrada —. Tú y nuestro hijo… van a estar bien.
Sofía lo miró, pálida, el sudor frío cubriéndole la frente. Sus ojos, vidriosos de miedo, no se apartaban de él.
— Tengo miedo… Marcus, tengo tanto miedo…
Él se inclinó y apoyó su frente contra la de ella, cerrando los ojos.
— Estoy aquí. No me voy a ir. No esta vez. Pase lo que pase, vamos a volver todos juntos a casa. ¿Me oyes? Juntos. Tú, Camila, este bebé y yo.
Ella soltó un sollozo, asintiendo apenas, aferrada a sus dedos como a un ancla.
—Prométeme… que si algo pasa… cuidarás a Camila…
— ¡NO! —exclamó, serio —. No va a pasar nada, Sofía. Vamos a salir de esta los tres. Tú, yo y nuestro bebé. En nuestra casa, como soñamos.
Sofía cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, conteniendo el dolor.
Al llegar, El hospital olía a urgencia y desvelo. Apenas llegaron,