Capítulo 19. Intento de secuestro
La mañana siguiente, Sofía estaba atrapada entre documentos importantes cuando la puerta de su oficina se abrió de súbito.
No hubo aviso, ni cortesía. Solo un torbellino de perfume caro, rabia y resentimiento.
Agata cruzó el umbral cobrando fuerzas.
Y entonces, sin aviso, la bofetada cruzó el aire. El sonido seco rebotó por las paredes.
Sofía se tambaleó ligeramente hacia un lado, más por la sorpresa que por el impacto. Apretó los dientes y respiró hondo, contenida.
— ¿Te crees especial? — continuó Agata, con el pecho subiendo y bajando por la rabia—. ¿Te crees diferente? ¿Crees que Marcus te va a elegir a ti? No seas ilusa. ¡Hace esto siempre! Tiene aventuras, se aburre y después vuelve a mí. A casa. A su esposa. Porque siempre lo hace.
Sofía alzó la mirada, y una furia controlada se encendió en sus ojos.
— ¿Ya terminaste? — susurró. Y levantó la mano con precisión quirúrgica, devolviéndole la bofetada con la misma intensidad o más fuerte que la que había recibido.
Agata retrocedió, l