Mundo ficciónIniciar sesiónEl mapa que Laurent había deslizado bajo la servilleta era antiguo, pero preciso. Catalina lo había memorizado durante las últimas noches, trazando cada pasillo y habitación olvidada con sus dedos hasta que podía visualizar la ruta con los ojos cerrados. Ahora, a las tres de la madrugada cuando el palacio se sumía en su silencio más profundo, finalmente tenía oportunidad de explorarlo.
Las restricciones de la Reina Margot continuaban—confinamiento a sus habitaciones durante el día, encuentros programados con Elian que había reducido pero no eliminado—pero las noches le pertenecían. O al menos, las horas entre las rondas de guardias, cuando el personal nocturno asumía que todos los residentes reales estaban dormidos en sus camas.
Catalina se deslizó fuera de su habitación vestida en ropa oscura que había tomado prestada del armario de una de las sirvienta







