Mundo ficciónIniciar sesiónCatalina esperó dos días completos antes de hacer su movimiento. Dos días de desayunos silenciosos donde observaba a la Reina Margot desde el otro lado de la mesa, memorizando cada gesto, cada inflexión de voz. Dos días estudiando los patrones de la mujer que había sido su torturadora, buscando el momento perfecto para transformar conocimiento en poder.
Lo encontró el martes por la tarde, cuando la Reina estaba sola en su salón privado revisando correspondencia. Catalina había verificado con Laurent—casualmente, como si no importara—que el Rey Philippe estaría en reuniones hasta la cena y que Elian había salido para compromiso diplomático. La ventana de oportunidad era estrecha pero suficiente.
Tocó a la puerta del salón con nudillos que apenas temblaban.
—Adelante—, llamó la Reina sin levantar la vista de sus documentos.
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