CAPITULO CUARTO LA HERENCIA

– ¿Pasa algo? – pregunté cuando me senté

– No tranquila no pasa nada, es que –dijo mirándome muy serio el abogado

– Luis, tengo que volver a la empresa, acabemos esto – le dijo Liam

– Andrea tengo en mi poder un documento, es un testamento que hizo su padre, sobre una herencia que le dejo a usted  – me dijo

– ¿Qué? no entiendo nada – dije

– Su padre era muy amigo mío y quiso hacer un testamento a favor de su única hija, por si a él le pasaba algo. Pero la condición que puso su padre, era que debía casarse y tener un heredero dentro del año de matrimonio, siendo esa la única condición para que usted pueda disfrutar de su fortuna, dejando como albacea a su marido, que en este caso su padre eligió al señor Liam Curtis quien aceptó cuando s le ofreció la posibilidad de que se casarse con usted, y sobre todo cuando Liam se enteró en qué situación se encuentra usted ahora mismo, porque hasta que no cumpliera los veinticinco años, este testamento no tenía que haberse abierto, pero Liam me convenció ya que a usted le quedan días para cumplirlos – me dijo, dejándome sin saber qué responder

– ¿Tu lo sabías? ¿por eso me insistias tanto en que me casara contigo?– pregunté a Liam

– Si, no te voy a mentir,  – me contestó

Llorando, me levanté de la silla marchando corriendo de aquel despacho, saliendo a la calle para marcharme a ningún sitio, ya que la misma rabia y las lágrimas que me caían por las mejillas, no me dejaba ver con claridad, hasta que me tropecé con un hombre, cogiendome este de la cintura no dejándome caer al suelo.

– La veo muy nerviosa, permítame invitarla a alguna bebida – me dijo el hombre

– No se preocupe, enseguida se me pasara – contesté

Pero como el hombre volvió a insistir, acepté su invitación, acercándonos a una cafetería que había al otro lado de donde estabamos. entramos sentándonos en una mesa que había en el fondo del local, atendiendonos enseguida el camarero. cuando tomo nota y se marchó, el hombre me miró fijamente como si me conociera.

– Me llamo David y me alegra haberte podido ayudar, eres muy atractiva – me dijo 

– Gracias, yo me llamo Andrea – contesté

El camarero nos sirvió lo que le pedimos y nosotros seguimos hablando, David me contó que era empresario de una multinacional, que no tenía novia ni estaba comprometido con nadie y muchas cosas más, fijandome en sus labios carnosos y en su forma tan educada de hablar, me dio mucha confianza para contándole yo, que trabajaba en un bar como camarera y cuidaba a mi abuela enferma. Después de que David pagará la cuenta, salimos de la cafetería ofreciendose para llevarme a mi casa en su coche, ya que le dije que no tenía coche e iba a coger el autobús. Cuando llegamos a mi casa y fui a bajar del coche, nos quedamos mirándonos, sonriendome él con esos labios tan carnosos que tenia.

— Gracias por traerme, — le dije

— Dame tu numero de telefono, puede ser que necesite alguien para mi empresa — me dijo

Le di mi número de teléfono a David y él me dio el suyo quedando con él en vernos otro día.

 Entré en mi casa acercándose Claudia a mi preguntándome. Nos sentamos en el sofá y cuando se lo conté, se quedó como yo me quedé en el despacho del abogado, estupefacta.

— ¿Y qué vas a hacer? si te casas con ese hombre, podrías llevar a tu abuela a una residencia donde estaria muy bien Andrea – me dijo

— No sé Claudia, Liam lleva tiempo pidiéndome que me case con él, pero hoy me he sentido engañada porque no me ha dicho nunca lo de mi herencia  – contesté

– No lo mires así, ¿le has preguntado por qué no te dijo nada? — me dijo

— No, lo único que me ha dado por hacer era, salir corriendo del despacho  — dije

Al día siguiente cuando vino Claudia para acompañar a mi abuela, salí de mi casa, cogi un taxi para ir a la empresa de Liam ya que necesitaba explicaciones. Baje del taxi y entre en el edificio, me saludaron la recepcionista y el guardia jurado, cogi el ascensor marcando la quinta planta donde tenía el despacho, salí del ascensor dirigiendome a la secretaria de Liam

— Hola, vengo a ver al señor Curtis – le dije

— Espera un momento, ahora mismo está con una visita — me dijo

Minutos después, abrieron la puerta de su despacho, saliendo Liam y su prometida dándose un beso en los labios. hasta que él se dio cuenta de mi presencia.

— Pasa Andrea – me dijo, mirándome su prometida con cara de asco

Cuando entré en el despacho, Liam me dijo que me sentara, poniéndose él enfrente mia de pie.

— Quiero que me expliques, porque tu sabias lo de mi herencia y porque mi padre te puso como albacea — le dije muy nervios

— Andrea yo trabaje para tu padre mucho antes de montar mi propia empresa, Me queria como el hijo varón que nunca tuvo y un buen día, me comentó que su padre le dejó en herencia una fortuna que te la concede a ti, pero su condición seria casarte conmigo, porque no quería que algún sinvergüenza se aprovechara y te dejará arruinada, y como ves soy un CEO multimillonario y no me hace falta tu dinero— me dijo

— Vamos que te eligió como mi marido y¿que vas a hacer con tu remilgada prometida si nos casamos? — pregunté

— Nada, tu y yo nos casamos en secreto, tu tendrias para vivir bien y podrías llevar a tu abuela a un centro donde tuviera los mejores cuidados y yo seguiria con mi prometida, cuando quieras tener el crío que tu padre te ha impuesto, vamos los dos a una clínica de fertilidad, te inseminan con mi semen y cuando nazca nuestro hijo y pase el año de nuestro secreto matrimonio, los dos nos divorciamos y tu sigues tu vida como yo seguire con mi vida — me dijo, pero no lo terminaba de comprender

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