Capítulo 7.
Cuando llegué a casa Vanessa estaba en la sala.
—Hola hermanita, ¿qué tal tu día?
—Todo igual, aunque tengo muchas tareas de matemáticas, hay cosas que entiendo y otras en las que necesito tu ayuda.
Me senté en el mueble junto a ella.
—Sabes que siempre puedes contar con mi ayuda —Sonrió —, si algún día me llego a casar ya tendrías que ir a visitarme.
La miré.
—¿De verdad ya piensas en eso? ¿Te gustaría casarte? Tú que solo piensas en estudiar y trabajar.
Soltó una risita.
—Por supuesto, en algún momento de mi vida encontraré a mi otra mitad. Alguien con quien quiera compartir mis días.
Rodé los ojos.
—Días hablando de números, cuentas y más números. Porque hasta el momento todos tus novios han sido nerds aficionados a los estudios como tú. Que vida tan aburrida, que las únicas aventuras que tienen son los problemas matemáticos.
Soltó una carcajada y me pasó el brazo por detrás de mi hombro.
—Eres muy exagerada. También sabemos divertirnos.
—Ajá, resolviendo ecuaciones. Todos