—¡Habla!— le ordena a Francesca, pero esta sonríe como una loca desquiciada.
—mientras estés rodeado de falsas personas, lo disfruto. Porque al final no eres ningún rey, no eres nadie y tu padre si tiene el poder y la frialdad. Tu eres un débil que pone a la familia primero, eso es estúpido de tu parte para ser un mafioso, te falta maldad
—¡Tu no me conoces!— la señala
—Claro que sí. Fue suficiente conocer tu parte patética en la relación. Conocer tus debilidades me ayudaron mucho
—¿¡Sé más directa Francesca!? Tu aún no me conoces, no sabes lo mierda que puedo ser
—no puedes hacerme nada. Tengo a tu padre de mi parte. Tengo muchas razones por las cuales no, te tengo miedo Di Napoli.
—Eso saca lo mala que eres Francesca. No me arrepiento el haberte rechazo no haberme dado una segunda oportunidad con una mujer como tú
—no me importa, igual te tendrás que casar conmigo, quieras o no. Y te digo de una buena vez, esa niñera gorda, estupida la pagará muy caro, verás… que no se te hag