—Dejaste en claro no sentirte cómodo con eso.
Menciono, abriendo la mochila tras haber escuchado un ruido que produce mi estómago de forma constante desde hace minutos y sacando el paquete de galletas que compré por la mañana. Habiendo comido una, me pongo de pie y le extiendo el paquete a Rafael. Él sonríe de forma graciosa dado a la infantilidad de la situación. Recordemos que estábamos en una charla profunda sobre la culpa y de la nada me puse a comer en frente suyo.
—Bueno, no del todo, pero…si te hace sentir mejor podés venir a veces.
Dice extendiendo la mano y tomando una galleta de queso.
—Me gustaría, pero no quiero forzarte a algo que te disgusta.
—¿Disgustar? (Muerde la galleta). No me disgusta tu presencia, tonta. Solo odio sentirme inútil.
—Trataré de evitar que sientas eso, entonces.
Ya llevo com