Tatiana se lleva la mano a la boca, conmocionada.
—Dios mío...
—Había decidido terminar con Isabela en cuanto regresara de Dubái. Por Celina. Porque es con ella con quien quiero estar. Pero en medio de todo esto, fui a tratar de hablar con Isabela en la habitación y, cuando volví, Celina se había ido. Sin decir una palabra. No contesta el celular, no responde mensajes... Estoy desesperado.
Tatiana abre los ojos de par en par, atónita con la revelación.
—Dios mío, Thor... ¿Y ahora?
—No sé. Se fue desesperada, no me contesta. Me estoy volviendo loco —dice, con la voz entrecortada.
—Debe estar devastada, Thor...
—Lo sé. Y por eso vine aquí. Con la esperanza de que hubiera regresado acá.
—Desgraciadamente, no ha aparecido.
—Tatiana, dame tu número. Y por favor, si aparece, avísame. No importa la hora. Puede ser de madrugada, cualquier momento. Prométeme eso.
—Por supuesto que te lo prometo. Dame tu celular. —Digitó el número y confirmó—. Listo. Si me llama o llega, serás el prime