La noche había caído por completo cuando Cristian llegó al departamento de Luz.
Abrió la puerta y lo recibió Zeus, el bóxer de Luz.
—Hola, grandote —susurró sonriendo—. ¿Qué haces esperándome? ¿Tu mami se durmió?
Zeus gimió.
—Oh, ya veo… se durmió. Ven, te traje algo.
Sacó un filete que había traído y lo dejó en su plato.
—Esto es para que te portes bien y no entres a la pieza. Necesito relajarme y hacer feliz a tu mami.
Zeus movió la cola y empezó a comer el filete que le trajo Cristian.
Por su parte, él se sacó la chaqueta, los zapatos y la polera, y caminó hacia la habitación.
Ahí estaba Luz, dormida, usando solo su camisa, tal cual la había dejado.
—Mi muñequita… no me esperaste, pero eso no es problema.
Cristian se sacó los pantalones y quedó solo en ropa interior.
—Tengo tanta hambre… —susurró, besando los muslos de Luz, mientras ella daba un gemido dormido.
Subió lentamente abriendo sus piernas para encontrarse que no llevaba nada de ropa interior. Lo que lo hizo sonreír.
— Esa